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A pesar de los esfuerzos y las estrategias implementadas para promover la inclusión de género en el campo de las ciencias, el número de mujeres inscritas en carreras Stem (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) continúa siendo bajo a nivel global.
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), las mujeres investigadoras en estas áreas representan menos de 30%; y, en Colombia, según datos del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (MinTic), solo una de cada 10 mujeres estudia en la universidad y menos de 2% elige una de estas carreras.
Este sesgo es reflejo de la perpetuación de estereotipos de género que alejan a las mujeres del mundo de la ciencia desde muy temprana edad; y el cual es una evidencia de la necesidad que tenemos como sociedad de tomar acción para contrarrestar esta situación. Más aún, si se tiene en cuenta que la mayoría de las investigaciones científicas son realizadas en equipo con el objetivo de incrementar las probabilidades de desarrollar soluciones innovadoras y de impacto en los negocios.
De hecho, según estudios como el de la Sociedad Sociológica Americana (2009), las compañías con equipos diversos reportan 15 veces mayores ganancias que aquellas con menor diversidad. En ese sentido, desde la esfera empresarial se pueden promover algunas acciones para reducir la brecha de género en las carreras Stem, tales como: acercar a las nuevas generaciones con el día a día del campo científico; visibilizar las trayectorias, logros y aportaciones de las mujeres y otros grupos subrepresentados que hagan parte de los equipos de trabajo; y fomentar la diversidad desde los mismos procesos de selección y reclutamiento.
Particularmente, en 3M, contamos con la iniciativa ‘25 Mujeres en la Ciencia Latinoamericana’ que, recientemente, reconoció en su segunda edición a 25 mujeres de la región, 4 de las cuales eran colombianas, que se desarrollan y sobresalen en una profesión que, históricamente, ha tenido una baja representación femenina, y la cual es fundamental para generar e innovar en soluciones que nos permitan enfrentar problemas que nos aquejan como humanidad, con la que buscamos visibilizar y reconocer a 25 perfiles femeninos de la región que se desarrollan y han destacado en una profesión que, históricamente, ha tenido una baja representación femenina, y la cual es fundamental para generar e innovar en soluciones que nos permitan enfrentar problemas que nos aquejan como humanidad.
Por otro lado, y más allá de las iniciativas que se lideran desde el sector privado, vale la pena mencionar que, desde la esfera individual, también se puede incrementar la inclusión de las mujeres en la ciencia. Por ejemplo, es importante que la ciudadanía se informe sobre la problemática, se sume a un activismo que promueva la discusión y la acción, y entienda que, disminuir la brecha de género no es únicamente una responsabilidad de las mujeres, sino que, por el contrario, los hombres también pueden ser aliados en esta misión e inspirar a nuevas generaciones.
Combinando estas acciones por parte de diversos actores de la sociedad, podemos modificar la aguja del medidor de inclusión. Y, aunque tenemos un camino por recorrer y debemos acelerar los esfuerzos, todos, desde donde mejor lo podamos hacer, somos capaces de contribuir a la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres.
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