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Megaman estaba atónito. Esa mujer con aspecto inofensivo que tenía delante sentada apaciblemente en el sofá de su lujoso apartamento en el último piso del rascacielos más lujoso de Manhattan había conseguido lo que no había logrado ningún supervillano en toda su vida como superhéroe. Porque además de estar atónito Megaman había perdido los estribos. «No sabes con quién estás hablando humana. Yo he surcado el espacio desafiando las llamaradas de mil soles. Yo he salvado incontables veces este planeta de la destrucción, me he enfrentado a las huestes de los Gahar Goluh y a sus armas energéticas, a los caprichos del emperador Takharaa. Mis poderes provienen del corazón del universo…» Con voz estridente la mujer replicó «¿Y sus ingresos? ¿De dónde provienen sus ingresos?» Con gesto estudiado ella colocó su maletín sobre las rodillas, lo abrió y sacó una carpeta con papeles.

«Este piso estimo que lo disfrutará en usufructo o algo parecido ¿a quién pertenece? Según mis datos…» dijo la mujer colocándose unas diminutas gafas procedentes del mismo maletín «… a ver, donaciones, regalos, prebendas, cesiones… aquí hay mucha tela que cortar.» Megaman estaba levitando sin darse cuenta. Sus ojos encendidos parecían dos ventanas abiertas a una caldera incandescente. Su corazón latía más fuerte que cuando estuvo a punto de ser derrotado en la ciudad perdida tras la cara oculta de la Luna. «Mujer, te advierto que… » Pero la inspectora no parecía impresionada por la imponente estampa de Megaman. «Ya se, ya se… amenazas, intimidación… El gobierno le tiene en muy alta estima y por eso no pienso denunciarle. Le advierto que me he enfrentado a magnates rusos que daban mucho más miedo que usted.» y quitándose las gafas puesta de puntillas acercó su rostro a Megaman que poco a poco había descendido y tenía los pies sobre el suelo «y acabaron llorando como niños.» Tras un instante añadió. «Así que… ¿proseguimos?» Entonces Megaman tomó el vuelo y como una exhalación… voló a por sus facturas.

El marcado de los coches compactos es uno de los más activos e interesantes dentro del panorama de la industria automovilística. En primer lugar porque son coches con precios más asequibles y por lo tanto con un número de unidades fabricadas más grande que el de otras líneas y por el otro lado son coches que poco a poco han ido adquiriendo una versatilidad mucho más grande, quizás volviendo a los origenes cuando los utilitarios no eran solamente coches específicamente urbanos sino que eran el vehículo con el que, por ejemplo, las familias se aventuraban a las carreteras para llegar a sus destinos de vacaciones aprovechando cada centímetro disponible para llevar personas y equipajes.

De hecho es un tipo de coches que tampoco desprecian fabricantes aparentemente centrados en vehículos con una identidad más premium como puede ser Mazda. De hecho el fabricante japonés lleva desde 1996 ofreciendo su modelo Mazda 2 que hemos podido probar en su generación anterior y hemos experimentado cómo Mazda aplica esa estética moderna y refinada que le caracteriza a un vehículo compacto. En el modelo de Mazda 2 que hemos podido probar el fabricante japonés da un paso más actualizando este modelo estéticamente y con un propulsor de 90 caballos de gasolina con hibridación (muy) ligera.

El aspecto exterior del Mazda 2 tiene un toque deportivo muy interesante que queda acentuado por los nuevos detalles estáticos incorporados. Lo primero que destacan son los grupos ópticos, ahora con tecnología led, que son más alargados y quedan arropados en su parte inferior por unas molduras de aspecto metálico que se juntan en la amplia parrilla central con forma pentagonal y rejilla en la que la toma de aire está compuesta por elementos en color negro de tipo nido de abeja.

También el parachoques se ha modificado y queda muy reducido por el tamaño de la mencionada parrilla mientras que en la parte inferior se coloca una toma de aire adicional alargada en la parte central y los faros antibiebla en forma de finas franjas en los laterales, todo ello enmarcado por un pronunciado spoiler delantero en el color de la carrocería que termina de darle ese aspecto con ingredientes deportivos que todos esperamos de un modelo de Mazda.

La línea lateral del coche también tiene tintes dinámicos, los faros delanteros marcan una línea que se hunde en los laterales del capó para continuar en los lados del coche elevándose hasta la parte trasera. Los guardabarros sobresalen y quedan resaltados por unas llantas negras de 16 pulgadas que proporcionan un toque agresivo al conjunto. El faldón inferior se abre hasta el guardabarros trasero para ofrecer otra pincelada dinámica a este modelo.

La parte posterior está dominada por un spoiler que se coloca en la parte superior rematado en los laterales por dos molduras en color negro y hace sombra sobre el parabrisas de un portón estrecho que se enmarca en un paragolpes de tamaño generoso. Los grupos ópticos quedan divididos por la línea de apertura del maletero que queda adornado en la parte central por el inconfundible logotipo de la marca. Debajo del parachoques una moldura en color negro remata los detalles más deportivos del coche.

En el interior el Mazda 2 apenas ha cambiado con respecto a la generación anterior. En la parte delantera hay mucho espacio para el conductor y el acompañante y une buena visibilidad delantera con una postura de conducción que puede regularse para que sea cómoda y con todos los mandos al alcance, incluso para personas de cierta estatura. Esto es un detalle que no siempre se consigue en coches del tamaño de este Mazda 2.

La parte de los indicadores tras el volante tiene el mismo diseño que la generación anterior, con un dial grande y de forma circular en el centro que marca la velocidad y dos zonas separadas a los lados más pequeñas donde se colocan el indicador de revoluciones y otros datos de marcha del coche. No son indicadores digitales y la estética queda un poco trasnochada, aunque ofrecen información suficiente y de forma muy legible quedan algo anticuados frente a otras opciones de la competencia.

En lo que respecta al sistema de información y entretenmiento, la pantalla tampoco ha cambiado y sobresale del salpicadero en una posición ideal para evitar distracciones. Como en el caso de los indicadores el paso del tiempo hace que tenga un aspecto algo anticuado, aunque el sistema funciona a la perfección y de forma muy legible, con la peculiaridad de que no se trata de una pantalla táctil y hay que manejar los menús con el selector y los botones que se encuentran junto a la palanca del freno de mano.

En la parte de atrás el espacio es pequeño y sobre todo algo estrecho con lo que no es fácil acomodar a tras personas a menos que una de ellas sea de talla pequeña o un niño. En cambio dos personas viajan con comodidad, gracias también a la calidad de los asientos y los reposacabezas regulables. En altura tampoco sobresale el espacio, sobre todo por el diseño areodinámico que sacrifica algo esa cota a cambio de un aspecto más deportivo.

Nos ha parecido especialmente cómodo el acceso a las plazas posteriores gracias a la amplia apertura que dejan las puertas. El maletero por contra es algo pequeño con respecto a los coches de tamaño similar, con 255 litros que pueden ampliarse abatiendo los asientos de la segunda fila en dos partes. El portón deja una boca de carga cómoda pero algo elevada y el interior del maletero se encuentra bien tapizado y con una luz que facilita la carga si estamos a oscuras.

Una de las novedades de este Mazda 2 es la motorización ya que gracias a su propulsor e-Skyactive G con tecnología micro híbrida de 90 caballos puede lucir la etiqueta ECO con las consiguientes ventajas que se derivan de ello. Nos hemos puesto al volante para ver cómo se comporta este coche en movimiento y si se mantiene fiel a esa comportamiento que podemos definir de deportividad controlada que lucen sus compañeros de fabricante.

Enseguida notamos el toque del fabricante japonés, primero con un motor que al arrancar mantiene el nivel de ruido bastante bajo, con un confort sorprendente para un coche no híbrido «de verdad». Al ponernos en marcha notamos otro de los toques de Mazda con una respuesta al acelerador sorprendente para un coche por debajo de los 100 caballos. La ayuda del motor eléctrico tampoco puede ser importante pues no contribuye a la propulsión.

Se trata de un motor atmosférico bien afinado que acelera de forma muy progresiva, pero es que además la caja de cambios acompaña con una suavidad y rapidez de accionamiento que nos ha encantado y que nos permite acelerar y reaccionar con maniobras de reducción de marcha para buscar la potencia en las revoluciones del motor de forma muy natural. El bajo peso del coche también ayuda a que las reacciones sean ágiles y el tacto del coche sea muy bueno.

El resultado de la combinación de este propulsor alegre y la excelente caja de cambios es una aceleración de cero a cien en 9,8 segundos, buena cifra para un coche compacto con la potencia del Mazda 2. También nos ha gustado mucho su comportamiento en carretera, con un buen trazado de curvas en cualquier circunstancia incluso acercándose al límite de la adherencia, un comportamiento que nos hace pensar que con un motor con una potencia bastante superior este sería un deportivo muy a tener en cuenta.

Y después de jugar con el Mazda 2 con una alegría que nos ha sorprendido, también nos sorpendieron los consumos que han sido muy buenos tanto en ciudad como en carretera, incluso en momentos en los que nos hemos dejado llevar y hemos mantenido al motor revolucionado. No es difícil mantener consumos en carretera que ronden los cinco litros a los cien y dos litros más aproximadamente en caso de circular por recorridos urbanos.

Tengo que decir que Mazda solamente sabe hacer coches de una manera: emocionantes. Incluso con su compacto Mazda 2 consigue dejar una especie de marca de agua de deportividad, elegancia y comportamiento dinámico que no se encuentra en otros modelos de la competencia y eso dota al coche de una personalidad que es muy difícil de encontrar. Tanto los detalles estéticos como el comportamiento de este Mazda 2 responden a esta filosofía.

Incluso su interpretación de la tecnología Micro Híbrida es muy particular, con un motor eléctrico que apenas contribuye pero que complementa a un excelente propulsor atmosférico para limitar emisiones y lograr buenos consumos. Le falta aún prestar atención a algunos detalles prácticos, sobre todo en lo que respecta a la habitabilidad trasera y el tamaño del maletero pero aún así este Mazda 2 es un coche muy interesanto y no es un compacto urbano más.

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