Call of Duty iniciará su nueva era el próximo 28 de octubre. El lanzamiento de Modern Warfare 2 marcará una etapa en la que Activision ha depositado grandes esperanzas, sobre todo tras la recepción tibia de Vanguard. Infinity Ward no solo lidera regreso de un mito para los aficionados del shooter, sino también la secuela de su gran battle royale.

Warzone 2.0 debe ser algo más que una continuación de las bases de 2020. Ha pasado de todo en estos dos años en el mercado, tanto bueno como malo. El ritmo anual de las entregas premium marcó algunos de los mejores momentos… y también algunos de los peores. Repasamos qué queremos de la secuela.

Los problemas tecnológicos han sido la tónica de toda la vida comercial de Warzone. Al estar ligado a Modern Warfare (2019), algunos de los parches dedicados al battle royale impactaron de lleno en la estabilidad del competitivo. Pese a la posibilidad de eliminar sus contenidos a golpe de click, como la campaña y las operaciones especiales, lo cierto es que ser jugador de ambos títulos se hacía difícil. Algunos errores en el competitivo tardaron semanas en solucionarse cuando su soporte pasó a segundo plano. Queremos ver un Warzone 2.0 libre.

El lanzamiento de PS5 y Xbox Series X|S pasó de puntillas por Warzone. Hoy en día permite aprovechar algunas de sus ventajas, como el modo a 120 Hz, pero en la práctica la versión que ejecutan es la diseñada para la pasada generación… con todo lo que ello conlleva. Queremos que el músculo técnico vaya de la mano de la incorporación de opciones ya disponibles en PC. Ajustar el campo de visión es esencial. El actual, por limitaciones técnicas de PS4 y Xbox One, es demasiado corto. El juego cruzado te permite emparejarte con jugador que pueden percibir más elementos en pantalla frente al usuario de consola. También queremos mayor distancia de renderizado. Desentona demasiado la pérdida de geometría cuando utilizas mirillas con zoom.

Sí, somos fieles seguidores de la primera oleada de Verdansk. El mapa original de Call of Duty: Warzone capturaba la esencia de lo que quería conseguir Infinity Ward. Hablamos de un mapa todoterreno, que ofrecía tiroteos entre rascacielos, disputas cuerpo a cuerpo en una prisión… En general, cada distrito era un pequeño ecosistema con sus propias reglas. Entrabas en el aeropuerto, por ejemplo, y era un edificio repleto de detalles únicos. Sus interiores estaban cuidados, formaban parte del relato en el que querían poner a los jugadores. Sabemos que el mapa de Warzone 2.0 será otro, pero no podemos mirar hacia otro lado: queremos que Verdansk regrese de alguna manera.

El sistema de personalización de Modern Warfare fue clave para la propagación rápida de Warzone por internet. La comunidad compartía sus builds tras horas y horas de pruebas. El límite de cinco accesorios en las armas ofrecía el equilibrio perfecto entre todos los estilos de juego. Todo eso se perdió una vez llegó Vanguard y su sistema de 10 accesorios. Infinity Ward debe mirar hacia lo que hizo en 2019 y mejorar las maneras en las que impactan en el arma, que cada accesorio sea único de verdad.

Los cambios en el mapa a lo largo de las temporadas han sido la tónica de Warzone en estos años. Recordamos momentos épicos como la apertura del estadio y su posterior destrucción, el viaje a Verdansk 84 y los elementos de Héroes de Acción de los 80. Pero son pocos para los más de 24 meses que han pasado desde su lanzamiento. Queremos que el contenido postlanzamiento se refuerce alterando el mapa de juego con novedades de peso y en la línea de su contexto. Caldera y la Operación Monarch confirmaron que un exceso de fantasía no encaja demasiado bien en Call of Duty.

Call of Duty: Warzone es un videojuego de acción first person shooter tipo battle royale a cargo de Infinity Ward y Activision para PC, PlayStation 4 y Xbox One para hasta 150 jugadores. Un título free to play con una gigantesca arena de combate en el mundo de Modern Warfare; lánzate, ármate hasta los dientes, saquea recompensas y lucha por llegar a lo más alto.

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