La Nación / Necesitamos un ordenador de gastos, no un ordeñador

2022-09-23 21:45:16 By : Mr. Jack Bao

Para evitar suspicacias o desechar cualquier tono discriminatorio de la siguiente afirmación, aclaremos que lo que estamos diciendo es que, para aspirar a la Presidencia de la República, no basta con saber estirar las ubres de una vaca para obte­ner leche, si no se cuenta con los otros atributos que se indi­can a continuación: el Para­guay hoy no necesita de un ordeñador de vacas, sino un ordenador de gastos compe­tente, honesto, serio y respon­sable. El video del precandi­dato de Fuerza Republicana, Arnoldo Wiens, declarando que de niño se había dedicado a estos menesteres y que hizo circular a través de las redes solo sirvió para la formula­ción de picantes figuras lite­rarias como la metáfora y la comparación. La más gráfica de todas fue la de “ordeñador del Estado”. Naturalmente, con los años perfeccionó su arte de la extracción hasta del calostro del hato público. Tiene eximios (algunos ase­guran que todavía lo son) instructores, como Óscar “Nicadrón” Duarte “Bruto” y el propio presidente Mario Abdo Benítez Jr., quien, una vez, quiso ordeñar un burro.

Comentan los que saben, porque viven en ese círculo microclimático, que la autora de tan ridículo video es la ase­sora de comunicación del Pre­sidente, Verioska Velasco. Versión de la que no dudamos un segundo, puesto que ella es una experta “ordeñadora fan­tasma” del Estado. “Hay que explorar y explotar el factor humano”, pontificó con aura magistral. Es que el que apa­reció como “el barrilete cós­mico” (con las debidas discul­pas a Víctor Hugo Morales), para arrasar con todo, está siendo tragado por un agu­jero negro de proporciones y a la velocidad de la luz. Si el anterior precandidato de Fuerza Republicana, Hugo Velázquez, no prendía, este se apagó antes de encenderse. Por eso apelaron al viejo truco de la política show o del espec­táculo, tratando de generar empatía con el público. Deci­mos estrategia vieja por repe­tidamente usada. Y repetida­mente fracasada.

Recuerdo cuando el ecua­toriano Abdalá Bucaram en su campaña hacia la presi­dencia de la República can­taba y bailaba en el escena­rio los grandes éxitos con y de Los Iracundos. Y uno que fue muy especial, un cover del “Rock de la cárcel”. Gobernó desde el 10 de agosto de 1996 hasta el 6 de febrero de 1997, cuando el Congreso lo desti­tuye por “incapacidad mental” para ejercer sus funciones. Se escapó a Panamá, donde vivió exiliado varios años. Cuando sus causas proscribieron, volvió a su país. Ahora se encuentra nuevamente bajo sospecha por la venta de insu­mos médicos sobrefactura­dos durante la pandemia del covid-19. Para aumentar el grado de coincidencia con este nuestro gobierno nepo­tista y cleptómano, nombró a su hermano Adolfo como ministro de Estado y a su hijo Jacobo, director de Aduanas. Al mes, el vástago de Abdalá celebró su primer millón de dólares. Locuras heredita­rias que le dicen.

Otro experimento fallido fue Fernando Collor de Mello, de la “hermana” República Federativa del Brasil, quien de la televisión (sus padres eran poderosos empresarios de la comunicación) saltó a la política. Los estudiosos consideran que su campaña pre­sidencial de 1989 desplegó una artillería de mar­keting electoral sin precedentes en esta parte del mundo, fabri­cando un candi­dato a la medida de las expectati­vas de los sectores conserva­dores. Expertos en estrategias audiovisuales presentaron a un candidato sonriente, bien parecido y atlético. Por supuesto, nada que ver con el “Señor Barriga” Arnoldo. George W. Bush decía de Collor el “Indiana Jones” de América Latina. A propósito, lo más cercano a un héroe o galán del cine que le dijeron a Wiens fue “Ter­moldo” o “Pasa­rela Man”. El 17 de noviem­bre de 1989, campaña sucia mediante, le ganó en segunda vuelta a Lula. Asumió el 15 de marzo del año siguiente, pero el hombre que se había com­prometido a combatir la infla­ción y la corrupción terminó devorado por ambos. El 29 de diciembre de 1992, vía juicio político, su mandato fue abruptamente cortado. Nuestro pollo local ni siquiera puede prometer ter­minar con los asaltos al Estado, de los cuales fue uno de los caballos de Troya desde el Minis­terio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC). Por el contrario. Con su mensaje subliminal de “A toda máquina”, en realidad, está diciendo “vamos a seguir robando”, para atar lealtades sujetas a cargos y ganarse adherentes que quie­ren más de lo mismo. Una frase sin ninguna originali­dad, pero de mucha verdad. En eso, al menos, no miente. Veremos con qué nueva ocu­rrencia aparecen los “aseso­res” de imagen de Arnoldo en los próximos días.

Que el diario del ferretero que nació con fe en la plata y devoción a la mentira hable mal de los candidatos del movimiento Honor Colo­rado es la regla. Pero que en su sección de periodismo de mirilla (que perdió toda su jerarquía desde que murió su creador) le pongan de mar­cante a Arnoldo Wiens trac­tor a pedal es mala señal. Y de yapa, al pan kesu le dicen “enviado de Dios”. Quiere decir que, ante la inminente derrota, ya giraron todos jun­tos (la Faraona y Mario’i) hacia el plan “B”. Porque, de syrýky, también a la Con­certación le golpea duro al tratarla de “bolsa de gatos rabiosos”. ¿Seré yo el ele­gido?, cacareó el “Gallo”. Es el último recurso del oficia­lismo para seguir colgado de las tetas del Estado. Por de pronto, el “Wiens derecho” de la corrupción ya demos­tró que nació para ordeñar. ¡Y cómo! Cualquiera sea el resultado, “Arnold”, con su falsa sonrisa de vendedor, seguirá ofreciendo “Asfalto Marito, el que rinde más”.

Si el anterior precandidato de Fuerza Republicana, Hugo Velázquez, no prendía, este se apagó antes de encenderse.

Nuestro pollo local ni siquiera puede prometer terminar con los asaltos al Estado, de los cuales fue uno de los caballos de Troya desde el MOPC.