MENÚ | 02 de Septiembre de 2022 Director Antonio Martín Beaumont

Todo muy alicantino, como los mejillones al vapor, el calamar a la andaluza, una fritura de pescado en la que destaca la calidad de las palayas y unas ostras y vieiras que no decepcionan

Parece que la primavera de Venceslao Fernández Flores se ha adelantado en esta su casa de Alicante; por eso apetece salir a comer en alguna de las terracitas de las muchas que disfrutamos gracias a nuestro envidiable clima. En esta ocasión escogimos una en la Albufereta, "La Playita", donde no se come mal, pero tampoco entusiasma.

Todo muy preferentemente alicantino, como los mejillones al vapor y otra variante con curry, el calamar a la andaluza, siempre menos complicado que a la romana, pero bien presentado, y una fritura de pescado en la que destacaba la calidad de las palayas, aunque el salmonete, algo pequeño, tampoco estaba mal, hechos en la freidora con el tiempo y aceite justos. Debo añadir que en esta entrada pedí unas cañas echadas con poca ciencia en el tiro desde el barril. Para quien sea amante de las ostras y las vieiras (gratinadas) no les decepcionarán éstas.

Bastante mejor el arroz a cargo del cocinero-jefe Manuel Poveda, en este caso solicitamos el de rape con gambas y meloso tirando a caldoset (por petición propia) que además sirven en su cazuela pertinente para que pueda repetir, como así hicimos. También resulta recomendable el arroz negro, por supuesto en paella, y el habitual "abanda" que nunca dejará de ser un medio caldero para turistas, aunque aquí el más demandado es el arroz del senyoret, ya saben seco, de marisco y pescado. Como vino empezamos con un habitual como es el albariño de Martín Códax, demasiado frío para mi gusto porque el helor diluye los matices sobre todo en los vinos blancos y delicados.

Como segundo les recomendaría la hamburguesa de atún que siempre es una originalidad, aunque ya no tanto desde que nuestros cocineros/as se han empeñado en mimetizar los túnidos con las carnes más blandas de vacuno, y allá donde vayas te encuentras el consabido tartar, por no hablar de las planchas y braseados con las salsas más tópicas de la barbacoa norteamericana. Por cierto, aquí resuelven bastante acertadamente las brochetas combinando pescado, verdura y marisco, que va perfectamente con un tinto alicantino cual es Tarima Hill.

Como postre una torrija, en este caso caramelizada, que me resultó bastante agradable, debo reconocerlo. Saben hacer un carajillo, y de licores andaban bastante escasos como en el muestrario que oferta su carta de vinos. De la brocheta de fruta ensartada, poco que comentar porque carece misterio. Obviamente no se puede pedir más porque estamos en un chiringuito playero con paredes, eso sí: deliciosas vistas y un servicio atento, pero no demasiado rápido, secundado por Paola Sanz.

En definitiva, un lugar recogido y encantador no recomendable para gastrónomos exigentes, pero muy adecuado para asolearse y, cuando vaya cambiando la temperatura de la más mediterránea, darse un baño que siempre provocará hambres y la mejor disposición para un aperitivo y un arroz honesto.

Calle del Sol Naciente 8a, Albufereta, Alicante

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