Un «lobo gris» nazi hundió los mercantes cubanos Manzanillo y Santiago de Cuba › Hoy en la Historia › Granma - Órgano oficial del PCC

2022-08-12 22:19:11 By : Mr. Yivonnie Yi

LA HABANA, 12 DE AGOSTO DE 2022

El ataque del submarino nazi respondía a un minucioso plan elaborado por el Estado Mayor Naval alemán para cortar los suministros de mercancías y petróleo que  llegaban a Estados Unidos y a Reino Unido, procedentes de América Latina

Autor: Delfín Xiqués Cutiño | archivo@granma.cu

No fue una acción fortuita que los vapores mercantes cubanos Manzanillo y Santiago de Cuba fueran torpedeados y hundidos por el submarino alemán U-508, cuando navegaban junto con otras naves en el Convoy SpecCon-12,  de Key West a La Habana, el 12 de agosto de 1942.

El ataque del submarino nazi respondía a un minucioso plan elaborado por el Estado Mayor Naval alemán para cortar los suministros de mercancías y petróleo que  llegaban a Estados Unidos y a Reino Unido, procedentes de América Latina.

Para el almirante Kart Doenitz estaba claro que al declararle la guerra Japón a Estados Unidos, Alemania también sería enemiga de los estadounidenses  por eso, entre otras consideraciones, se confeccionó la Operación Paukenschlac (Golpe de Tambor) que consistía fundamentalmente en desplegar una Fuerza de submarinos (U-Bootwaffe) a lo largo de la costa Este de Estados Unidos y Canadá; el Golfo de México y el mar Caribe capaz de  asestar golpes inesperados a los convoyes que navegaban en esa zona.

El Almirante alemán solicitó 10 submarinos para realizar la operación pero, personalmente Hitler de momento tan solo le aprobó cinco el 12 de diciembre de 1941: U-66, U-109, U-123, U-125 y U-130. Todos estaban ocultos en la base naval alemana de Lorient, en la Francia ocupada.

Meses después se incorporarían otras naves como el U-508 bajo el mando del  teniente de navío Georg Staats, quien zarpó del puerto alemán de Kiel el 30 de julio de 1942 con una tripulación de cuatro oficiales y cuarenta y cuatro tripulantes.

En su larga travesía el submarino alemán cruzó el Mar del Norte, navegó entre Islandia y las Islas Feroe. Se aproximó a la costa oeste de Irlanda en dirección sur, y luego puso rumbo al suroeste de Cuba.

Al anochecer del 11 de agosto los tripulantes del «lobo gris» alemán  estaban en «alerta»  de combate. Su comandante con las maquinas apagadas, cerca de la costa y a profundidad de periscopio, observaba atentamente que la estiba en el puerto de Key West había terminado y que los barcos se preparaban a partir. A los pocos minutos bajó el periscopio, ordenó encender los motores, sumergirse  y navegar  mar afuera, donde esperaría a sus  presas.

Cerca de las 5 y 30 de la mañana los barcos comenzaron a salir del puerto y justo en la boya de entrada se  organizó el convoy de acuerdo con las órdenes recibidas.

En el ala izquierda navegaría de puntero el vapor nicaragüense «Guardian», le seguiría detrás el «Manzanillo» y a la popa de éste el «Julián Alonso».

El ala derecha lo integrarían el remolcador estadounidense «Humrrick» de segundo el «Santiago de Cuba» , de tercero el «Annette» y cerrando una lancha-yate.Navegaban a una distancia  de 300 yardas (casi 275 metros) entre sí. No llevaban armamentos.

Varios caza-submarinos de la US Navy serían los encargados de la seguridad marítima por lo que recorrían cada cierto tiempo todo el convoy. Alrededor de las 6:25 de la mañana comenzó la travesía con buen tiempo y mar rizada.

A bordo de los barcos cubanos se mantenía la rutina del trabajo diario de la marinería y la alegría de que dentro de unas horas podían abrazar a sus familiares en La Habana. Nada hacía suponer la tragedia que se les venía encima.

El «LOBO GRIS» ACECHA SU PRESA...

Mientras tanto en zafarrancho de combate el «lobo gris»  alemán acechaba  su presa. Cuando el convoy llevaba unas nueve millas de travesía, el comandante del submarino comenzó la maniobra de ataque. Por la mirilla graduada del periscopio observó y seleccionó como objetivo al Manzanilloque venía en el centro del ala izquierda del convoy. Tenía que calcular  la solución de tiro o el «triangulo de disparo». Distancia, velocidad y rumbo del blanco.

Cuando obtuvo los cálculos se los comunicó a su primer oficial, que estaba a su lado. A los pocos segundos  ordenó disparar el torpedo número uno que salió de la tobera con una explosión que  estremeció la nave y comenzó a deslizarse por el mar a gran velocidad para localizar  su blanco.

Una rápida maniobra situó al submarino en otro ángulo de ataque contra el convoy. Esta vez el comandante tenía en la mirilla del periscopio al  mercante Santiago de Cuba, contra el que disparó el torpedo número dos. En guerra contra reloj tuvo tiempo para enviar un tercer torpedo contra el Annette, antes de bajar el periscopio con rapidez,  sumergir la nave y abandonar  la zona a toda máquina.

A BORDO DEL JULIAN ALONSO

En el instante en que el torpedo estalla en el casco del Manzanillo, el primer oficial del «Julián Alonso» Juan Planelles Alemañy cubría la  guardia en el puente y fue testigo presencial de su voladura, tal y como se lo relató a la revista Bohemia:

«Llevaríamos ya nueve millas de camino. Me encontraba yo sobre el puente de mando y en el instante en que el timonel iba a dar los cuatro repiques de campana anunciando las ocho horas de la mañana, el silencio de la mar un estampido seco, monstruoso, que a mí me dio la sensación de que nuestra bodega se había desfondado... Fue cuestión de pocos segundos y otro estampido tan seco como el anterior atronó mis oídos... Miré hacia delante y observé espantado que toda la parte de la popa del Manzanillo, donde llevaba los tanques de petróleo volaba por el aire envuelta enuna enorme llamarada, mientras la nave se doblaba como si fuera un libro de fuego y se hundía rápida bajo las aguas.

«Instintivamente miré hacia el «Santiago de Cuba»... El espectáculo era espantoso. Envuelto en gigantescas llamas el barco hundía lentamente su proa en el mar, mientras los tripulantes corrían por las cubiertas hacia popa desde la que lograron arrojar balsas, un bote, antes de lanzarse al mar... Dos o tres minutos más tarde, el «Santiago de Cuba» se hundía verticalmente...

«Aún hubo un nuevo minuto de angustia. Un tercer torpedo, cuyo zigzagueo advirtió nuestro tercer maquinista que estaba en la popa, fue esquivado magníficamente por el «Annette» a quien sin duda iba dirigido mediante una maniobra perfecta.

«Comenzaron a pitar furiosas las sirenas de alarma. Di ordenes al primer maquinista para abrir velocidad y salirnos de la línea del convoy para no atropellar a los náufragos que en medio de un extenso revoltijo de mercancías, cajas, maquinas, maderas y toneles, abrasados por el petróleo, ciegos la mayoría de ellos se debatían entre las aguas...

 «Sonaron las sirenas de los buques llamando los botes. Regresamos a bordo. Se izaron, se reorganizó de nuevo el convoy y navegando en zigzag, continuamos de nuevo la ruta... A las nueve y pico de la noche, doblábamos el Morro y entraba el convoy en La Habana... Una hora más tarde, un montón de hombres con el corazón lacerado por el dolor nos desparramámos por la ciudad a tranquilizar a nuestras familias...»

Raúl Francisco Santana era el contramaestre del Manzanillo y fue uno de los tres tripulantes que asombrosamente lograron salvar sus vidas. De aquellos dramáticos momentos recuerda:

«… Desde las cuatro de la mañana, en el puente de mando estaban el Capitán señor Antonio Fernández de la Vega y los oficiales señores José Quevedo Muley, Alfredo Fontana Menéndez y el radio Roger A. Lorenzo Casado...

«Más de una hora estuve junto a ellos. Poco después de las siete y cuarto, uno de mis muchachos me requirió en la proa porque había que reforzar un cierre de una mercancía. Marché al sitio donde se reclamaba mi presencia y a la vista de lo que pasaba ordené que me trajeran dos llaves para ajustar por completo la mercancía. Me la trajeron y realizando esta operación con dos de mis ayudantes dieron las ocho de la mañana...

«No habrían transcurrido cinco minutos cuando una tremenda explosión nos hizo rodar por el suelo. Me levanté rápido y vi cómo volaba por los aires envuelta en llamas toda la popa de nuestro barco: había desaparecido el puente de mando y todo el departamento de tanques. No hubo tiempo ni de alcanzar los chalecos salvavidas. El resto del barco se doblaba por el centro y se hundía... Nos arrojamos los tres al agua...

«¡Quisiera engañarme, pero tengo el angustioso presentimiento de que nadie se salvó más que nosotros!... En aquella parte que había sido volada por la fuerza de la explosión, había en tan trágico momento 21 hombres entre jefes y marineros, dos sargentos radiotelegrafistas norteamericanos y un pasajero, cuya esposa es de Puerto Rico y que me dijo estaba domiciliado en el Prado...

«Cuando nos lanzábamos al mar, observé cómo hacía explosión el otro torpedo sobre el "Santiago de Cuba". Vi a los hombres correr por las cubiertas, cómo lanzaban al agua balsas y creo que un bote y de qué manera se elevaba de popa para hundirse verticalmente en el mar...”

Entre muertos y desaparecidos la cifra de marinos del Manzanillo llegó a 22. En el Santiago de Cuba fueron 9.

El submarino alemán U-508 echó a pique un total de 14 barcos. Fue hundido con toda su tripulación el 1 de diciembre de 1943 en el Golfo de Vizcaya, España,  cuando un avión estadounidense lo localizó y le lanzó varias bombas de profundidad..

En los U-0boot alemanes se definía el triángulo de disparo de la siguiente manera:

Elementos: Distancia, Velocidad del Blanco, Rumbo del blanco

Para una exitosa articulación de la solución de tiro es preciso determinar dos variables desconocidas del triángulo:

 2) Ángulo Gamma (Orientación relativa del blanco). La distancia al blanco no es esencial para la solución, dado que por el juego de triángulos proporcionales, el resultado será el mismo siempre que los ángulos conserven su valor, pero obviamente interesa en la práctica obtenerlo por varias razones:

1) Porque sí resulta esencial para asegurar la correcta convergencia, (Diferencia debida a la distancia física entre el tubo de lanzamiento a proa/popa y el periscopio/UZO en la torre, desde la que se hacen las mediciones y cálculos)

 2) Porque es auxiliar a la obtención de otros datos,

3) Porque determina si el blanco se halla dentro del alcance máximo del torpedo, y

4) Porque dado que es imposible una determinación matemáticamente exacta de las variables, a mayor distancia habrá mayor error, y conviene asegurarse de un disparo cercano por ello (A menos de 1000 metros si es posible, según las recomendaciones del BDU)

Intervinieron: Capitán, Oficial de Tiro, Navegante

Una de las características más sorprendentes de los procedimientos estudiados reside en el hecho de que tan solo tres personas se ocupaban de ello a bordo del submarino. En efecto, a diferencia de los procedimientos seguidos a bordo de los submarinos americanos en el mismo conflicto, que empleaban no menos de seis personas (Oficial de aproximación (El Capitán normalmente), Oficial de Tiro, Operador del ordenador de torpedos y tres oficiales o suboficiales encargados del seguimiento y dibujo de las evoluciones del blanco sobre una carta táctica ), a bordo de los U-Boot alemanes la solución de tiro se obtenía por el capitán o el primer oficial (Dependiendo de si el ataque era sumergido o en superficie) haciendo observaciones, un suboficial operando el ordenador de torpedos y diversas reglas de cálculo y tablas, y el navegante haciendo seguimiento del blanco sobre una carta táctica (Ploteo).

Revista Bohemia, 23 de agosto de 1943.

https://www.u-historia.com/uhistoria/tecnico/articulos/controltiro/controltiro.htm 

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